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Tenía algunos meses esperando un mensaje de él. Iba a ser la última vez que miraba ese estúpido libro que me entregó, y estoy segura de que quería que fuera el último vistazo a sus peluches, a sus cartas y sobre todo a nuestras fotos.

Me quedé un rato mirando por la ventana. El clima definitivamente no me estaba ayudando. Y luego de un rato después de quedarme pensando en nada, fui por una caja y empecé a guardar sus cosas.

Al día siguiente

Como de costumbre fui a mi trabajo, por el mismo camino. Sólo que esta vez pasé por un café antes de llegar a la oficina.

Ra: Disculpa, ¿Un moccacino para ____________?
Yo: ¿Perdón?
Ra: ¿Eres ___________?
Yo: Si, ¿Por qué?
Ra: Porque al parecer yo tengo tu moccacino y tú mi expresso, a menos de que te llames Raphael y te guste el café expresso

Solté una risa definitivamente no imaginaba que eso iba a pasar, y mucho menos porque era una situación muy inusual de conocer a una persona

Ra: ¿Te quedas a tomar tu mocca?
Yo: Noo, lo siento, estoy de camino a la oficina